Bajo el amparo del Altísimo. El asilo eclesiástico a finales del siglo XVIII

Autor(es): Odette María Rojas

Resumen: La noche del 10 de julio de 1775 María Felipa Agreda se encontraba en la puerta de su casa, en el barrio de Santa Cruz, cuando entraron en ella dos desconocidos que discutían con violencia. Atemorizada, se escondió debajo de una cama y desde allí vio cómo uno de ellos cayó al suelo, se levantó y caminó tambaleante antes de desplomarse sin vida. Las heridas que recibió fueron tan certeras que el hombre ni siquiera pudo recibir los últimos auxilios espirituales, no obstante que el sacerdote de la parroquia cercana llegó a los pocos minutos del hecho. Varios testigos identificaron a la víctima con el nombre de José Rafael Rodríguez, al tiempo que señalaron como culpable del homicidio a José Trinidad Vargas, alias Rexino. A pesar de que las autoridades conocían el paradero del acusado, transcurrieron más de quince años sin que fuera posible castigar su delito. Se encontraba en un lugar donde la justicia de los hombres no podía alcanzarlo: en la parroquia de Santa Catarina.

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