¿Qué hacer con nuestro pasado?

Autor(es): Jean Meyer

Resumen: Toda nación debería entender su historia; ninguna nación puede permitirse ser dominada por ella, ser la presa, la prisionera de su historia. Nietzsche fue uno de los primeros en decirlo en 1874. En la manía, compartida por todos los Estados y sus sociedades, de conmemorar sin tregua, el pasado no pasa, sino se amontona y pesa más y más. Para actuar, para caminar, dice Nietzsche, se necesita amnesia, mientras que “la historia reverencial”, la “historia de bronce” (Luis González) nos paraliza. “Hay un grado de insomnio, de rumia, de sentido histórico que hace daño al ser vivo y acaba por aniquilarlo, sea un hombre, un pueblo o una civilización.” En 1910 el ente que llamamos México festejaba su primer centenario y se sentía muy joven; dentro de poco nos tocará el segundo centenario y no podremos exclamar como Nietzsche: “Tengo confianza en el poder inspirador que conduce mi barco, tengo confianza en la juventud y creo que me guío bien al empujarme ahora a escribir una protesta contra la educación histórica que los hombres modernos dan a la juventud.”

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