Autor(es): Rebeca Monroy
Resumen: reseña del libro “Daniel Librado Luna Cárdenas, y Paulina Martínez Figueroa, La Academia de San Carlos en el movimiento estudiantil de 1968, México, ENAP-UNAM, 2008”
Había que pasar por la enorme puerta principal de madera gruesa y centenaria, caminar a un lado de la Victoria de Samotracia y tomar un pasillo aledaño a la portería de vigilancia. Al fondo, bien al fondo se encontraba el taller de grabado en hueco. Cruzar ese pasillo no era cosa fácil, pues había que atravesar entre las miradas de algunos jóvenes que lucían viejos con sus barbas encrespadas, algunas calvicies prematuras y ojos desorbitados, otros de bigotes largos a la usanza de Zapata, ellos podrían hacer temblar a cualquiera. Por ahí estaba Pável (José Ignacio Padilla Velasco), uno de los estudiantes más destacados, también Gerardo López Padilla, todos ellos ya alumnos muy talentosos del taller de grabado en hueco de los maestros José Carlos Olachea Boucsieguez y de Jesús Martínez. Al entrar el olor de los ácidos imperaba, un enorme tórculo esperaba ser movido con cadencia infinita, las luces artificiales en una especie de ventanas circulares iluminaban las manos que dirigían la punta seca sobre las placas de cobre o de zinc, sobre las cuales se procuraba un dibujo fino y solícito. Las técnicas al azúcar, el buril, el aguatinta y el aguafuerte, aguardaban a los alumnos deseosos de conocer sus secretos, rostros imberbes, deseos intactos, superficies en blanco, todo se conjuntaba en el momento de plasmar la primera línea, un boceto, un empeño inicial.