Promesas, seducción y matrimonio en Antióquia colonial

Autor(es): PABLO RODRIGUEZ

Resumen: Hace pocos años Jean Louis Flandrin llamó la atención sobre la importancia que tenían para los historiadores sociales asuntos aparentemente insignificantes de la vida campesina. Las “creantilles” o promesas de matrimonio, tradicionalmente han sido objeto de interés de folkloristas como un rasgo más del pintoresco mundo rural. No obstante, la lectura atenta y la crítica histórica que Flandrin realizara de un conjunto amplio de juicios por ruptura de promesas matrimoniales, le ha permitido descubrir y mostrar características peculiares del comportamiento de las parejas entre las capas populares en la región de Troyes entre los siglos XV y XVII. “Créanter” significaba, de acuerdo con la jurisprudencia feudal, prometer matrimonio y podía expresarse según formas muy variadas. Hasta el siglo XVI la reciprocidad de promesas entre hombre y mujer constituía el matrimonio, entonces, es posible suponer que estas promesas se hacían de una manera solemne y utilizando fórmulas consagradas. Los ritos religiosos que perfeccionaban el sacramento matrimonial venían precedidos de esta ceremonia profana, cuyo rito esencial era la promesa de matrimonio que ligaba irreversiblemente a los futuros esposos, salvo por impedimento canónico o separación por mutuo acuerdo. A partir de las reformas del Concilio de Trento, que obligaron a efectuar los compromisos en presencia de sacerdotes, los “créantes” perdieron su significación original. Las promesas se transformaron en contratos, regulados por los intereses de los padres y bajo la vigilancia de la Iglesia. Así, la libertad, la espontaneidad, ingenuidad y audacia que tenían los jóvenes en la formulación de sus promesas tendió a desvirtuarse o a desaparecer.

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