Usos librescos

Autor(es): José Abel Ramos Soriano

Resumen: aborda el tema de los usos librescos durante la época colonial, más particularmente durante el siglo XVIII. ¿Qué usos puede tener un libro? A un libro se le posee, se le lee, se le atesora, se le transmite, etc. Es principalmente a este último uso, el de la transmisión, al que me voy a referir enseguida. Para ilustrarlo, me serviré de los ejemplos de algunos individuos que sin pertenecer propiamente a la élite cultural novohispana, aparecen frecuentemente en los archivos inquisitoriales como relacionados con obras prohibidas por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de México, y muestran algunas formas de la circulación de escritos en el virreinato. Me refiero a comerciantes. ¿Qué tipo de comerciantes son éstos? No todos ellos eran libreros ni mercaderes que vendían publicaciones entre otros efectos. Hubo naturalmente de este tipo de personas, pero también se encuentra en los expedientes inquisitoriales un comerciante que no parece haber tenido relación alguna con la compraventa de obras. Se trata de Juan Antonio Goycochea, vendedor de fierro, a quien el comisario del Santo Oficio de Puebla confiscó en 1762 “para evitar el escándalo que pudieran ocasionar”, dos escritos anónimos en favor de los jesuitas: una hoja impresa titulada Defensa de los Rr jesuitas, y un manuscrito en forma de carta fechado en 1761 que, además de defender a la Compañía de Jesús, atacaba a la Inquisición de Lisboa. Este manuscrito comenzaba: “Breve defensa de la verdad, deducida no sólo de los Mercurios y papeles, sino también de varios documentos jurídicos e históricos que ofrece en sus anales el tiempo; por un vascongado, que no tiene más letras que las del abecedario y las dedica a su paisano que le hace la honra de enviarle la defensa formada por los Rr jesuitas”.

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