Pobreza, castidad y obediencia. La vida cotidiana en los conventos agustinos del siglo XVII

Autor(es): Antonio Rubial

Resumen: “Un monje solía dormirse en el coro mientras maytines. Una noche vieron los monjes que un Cristo, desde el altar donde estaba, vino a él y le despertó dándole un gran bofetón, con que de allí a tres días murió”. Esta anécdota, narrada por el jesuita Juan Eusebio de Nieremberg en 1673, pretendía enseñar, con un exempla medieval, la importancia tan grande que debía tener la oración coral en la vida de los monjes. Esta actividad -lo mismo que las comidas comunitarias, la forma del hábito, la administración de la economía conventual o la elección de las autoridades provinciales- se encontraba rigurosamente reglamentada. Las instituciones eclesiásticas, asociaciones cerradas y rígidamente estatutarias, organizaban así su funcionamiento interno, el control de sus miembros y su autonomía respecto a otras instancias de poder. En la estructura conventual se basaron los esquemas de instituciones como el ejército, con su sentido de la obediencia y su reglamentación de la vida cotidiana, y la cárcel, cuyo carácter de perpetuidad nació en la Iglesia.

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