Historias ficticias: el dilema de los hechos y la imaginación en la novela histórica del siglo XIX

Autor(es): Brian Hamnnet

Resumen: La novela histórica moderna surgió de la última fase de la Ilustración escocesa. Fue Louis Maigron quien dio a Walter Scott el rol central en el desarrollo de la novela histórica moderna, cuatro décadas antes de que lo hiciera el marxista húngaro Georg Lukács. Las novelas de Scott demostraban las todavía mal definidas fronteras entre historia y ficción. Hicieron una contribución significativa al desarrollo de ambas disciplinas, pero al mismo tiempo plantearon problemas para cada una de ellas. Por ejemplo, la cuestión del balance entre personajes imaginarios e históricos resultó central en la novela histórica. En sus novelas escocesas Scott equilibró las figuras históricas reales y los personajes ficticios confinando a las primeras a los márgenes, como al príncipe Carlos Eduardo el Joven Pretendiente en Waverly, or ‘Tis Sixty Years Since (1814). El balance podía variar. El Pretendiente, más viejo y profundamente comprometido, jugó un rol decisivo en el
desenlace de Redgauntlet (1824), aunque aquí aún no era el protagonista principal. En el caso de la historia, el énfasis relativo en los individuos o en los grupos sociales surgiría como un tópico. El impacto de la novela histórica en la historia hizo surgir pronto la cuestión del balance entre narrativa y análisis.

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